Por fin un resto que es librería y una librería que es resto...
- Sr Martin Pescador
- 19 ene 2017
- 3 Min. de lectura

Esta librería que a su vez, es café y resto se encuentra en un lugar entre turistas, gente del barrio, doñas con ganas de tomar el té y gente alternativa. En un distrito que tiene un importante boom inmobiliario, como lo es Cordón Sur, gracias a sus casonas de principios de siglo XX que dan oportunidades a soñadores y arquitectos para que le brinden una segunda vida a estos dinosaurios de ladrillos, testigos de un Montevideo glorioso y opulento. Como vecinos tienen al Baker´s Bar, y a Te Acordas?, donde se complementa la oferta de tragos y gastronómica, sobre todo, luego de la caída del sol.
Al entrar el hall ya nos deja claro que no nos encontramos en cualquier librería, el piso de baldosas de época - asombrosamente impecable - y el imponente vitral del techo, no da lugar a dudas que se ingresa a un mundo paralelo de letras, voces en ingles y portugués, así como un aroma a cafetería y postres que te invitan desde el final de un pasillo.
El concepto de mezclar diferentes actividades, tales como comprar libros, tomar un cappuccino o almorzar con amigos, es muestra de una sociedad civilizada y moderna...hasta el momento hubieron intentos de pobre ejecución, tales como el local de Yenny en Pocitos - buena oferta de libros pero un café totalmente "demodé" y La Pasionaria en Ciudad Vieja, este último con mayor éxito, pero en una zona que no le ayuda.
La selección de libros es muy buena, y la variedad es muy grande...está a la altura de las librerías de Madrid - una referencia que los lectores voraces usan con respeto - y el estado de las molduras en el techo, la iluminación y las escaleras para alcanzar los niveles superiores de los estantes dejan de manifiesto que la inversión realizada por sus creadores es genuina y bien pensada.
Para merendar, estaba tan atestado el lugar de comensales, que la anfitriona nos anotó en una lista de espera y nos prometió buscarnos en los salones de la librería para avisarnos cuándo había una mesa libre para dos personas. No sólo cumplió con su palabra, sino que nos improvisó una mesa en la parte final del patio, una muestra de atención al cliente que deben imitar muchos anfitriones de restaurantes "de primer nivel" de Punta Carretas. La oferta gastronómica es concisa pero correcta, tiene los must de una cafetería plus, y además tiene opciones de almuerzos y cenas tempranas copadas.
El patio recuerda a una explosión entre el que tenía tu abuela en la casona patriarcal, un grupo de jóvenes hipster y vegetarianos naturistas. Exactamente...esta mezcla rara hace que haya una parrilla al fondo, una pseudo parra en el centro con 6 mesas debajo - soy un fan de las parras - y árboles cuyo follaje dan para el patio del vecino. Para los asiduos a la cadena Le Pain Quotidien - cuyo local mas cercano es en Buenos Aires -, van a sentir una vibra similar, más la inmensidad de libros, obviamente.
Al dejar el local, con una sensación que debo ser habitué de la casa, veo un turista filmando la casona y su señora esposa posando y explicando donde estaba...esto me deja claro que tanto locales como extranjeros agradecen una inversión cultural-arquitectónica-gastronómica bien ejecutada.
Los precios son acordes a la calidad de los alimentos que te sirven, se nota que hay mucha cosa "hecha en casa", algo que para los que no cocinamos ni un huevo duro, agradecemos.
Webs:
Dirección:
Dr. Pablo de María 1185, 11200 Montevideo, Uruguay
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