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Mirando hacia arriba: El Palacio Montero

  • Le Petit Marteau
  • 9 feb 2017
  • 2 Min. de lectura

Foto: Maximiliano Deniz

Montevideo cuenta con hermosos edificios que dejan de manifiesto un pasar próspero en los años veinte, treinta y cuarenta. Características sublimes recorren nuestra capital desde los bajos fondos hasta los barrios más glamorosos.


Entre ellos nos encontramos con el Palacio Montero.


Un edificio aclamado por muchos visitantes descripto como un palacio encantado. Lo encontramos sobre la Avenida 18 de Julio, frente a la plaza Cagancha (formalmente plaza Libertad) un espacio sacado de una ciudad intrínsecamente europea.


El Palacio Montero fue obra del ingeniero Alberto Trigo - no apto para celíacos - en el año 1939 y esta estructura ha sido reconocida como la fiel representante de la Belle Epoque montevideana como lugar de encuentro de políticos, periodistas, intelectuales, poetas, soñadores, estudiantes y bohemios en el famoso café Sorocabana.


En aquel entonces, Montero era la cuna de la aristocracia intelectual y crítica de nuestro país y el Sorocabana atraía las miradas de todos los transeúntes que pasaban por allí. Hoy en día la atracción es el edifico en sí, ya que el café no existe desde la década de los noventa, pasando a ser un edificio de viviendas y oficinas que nos recuerda de los gloriosos tiempos anteriores.


Ahora sí, podemos maravillarnos por su riqueza edilicia, una cúpula oval cubierta de pastillas vitrificadas color cobre que ha sabido mantenerse - obviamente también por capital privado - tan gloriosa como el primer día en que abrieron sus puertas.


El Palacio Montero es un buen ejemplo de lo magnífico y factible que puede ser mantener en optimas condiciones - al menos en su fachada - los edificios de antaño y no abandonarlos como lo es en el caso del Palacio Salvo, que evidentemente por alguna razón no están logrando salvarlo, siendo tema de otro artículo próximamente.

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